Por poco menos de mil quinientos años, Japón ha estado produciendo papel hecho a mano en un volumen y una variedad que superan a cualquier otro país en el mundo. Washi es el término japonés para papel hecho a mano producido de la manera tradicional (wa = Japón, shi = papel).
Tradicionalmente, la fabricación de papel fue llevada a cabo por familias de agricultores que trabajaban en los meses de invierno para complementar los ganancias del cultivo de la tierra. La fabricación era un esfuerzo cooperativo, continuado a través de varias generaciones. Con los años, sin embargo, se ha convertido en una profesión cada vez más especializada. Cierto número de artesanos que se han destacado debido a su habilidad en hacer el papel superior se les ha designado "tesoro vivo de la naturaleza", "poseedor de una característica intangible de la financiación cultural" por el gobierno de japonés y se les ha asignado un apoyo económico para continuar en este campo y entrenar a otros.
Las fibras utilizadas más conocidas llevan los nombres de Kozo, Gampi y Mitsumata. Cada una de ellas confiere al papel características particulares.